Una frase recién escuchada a través de la ventana abierta:
¡Ay, cuánto me hizo *de rabiar esta mañana! Esa preposición de sobra.
En construcciones con el sentido de ‘obligar a alguien a hacer algo o ser la causa de que alguien haga algo’, el verbo hacer va seguido de una oración subordinada introducida por que, con el verbo en subjuntivo: Hace que me ría cada vez que abre la boca, o bien de un infinitivo sin preposición: Me hace reír cada vez que abre la boca. No debe interponerse la preposición de entre hacer y el infinitivo: Ese tipo siempre nos hace *de reír con sus chorradas; Se hartó a hacer *de rabiar a la niña.
La excepción es hacerse (de) rogar, que significa ‘no acceder a lo que otro pide hasta que se le ha rogado con insistencia’, y admite construirse con y sin preposición: No te hagas de rogar, si lo estás deseando; Se hizo rogar y rogar y rogar, pero acabó cediendo. Es más común la construcción con la preposición de.
Alguien se podrá preguntar qué ocurre, por ejemplo, con frases como Hazme de comer; Hazme de cenar, que son correctas. Si sustituimos de comer o de cenar por los sustantivos comida y cena, la frase no cambia absolutamente nada, al contrario que si lo hacemos con Hazme rabiar o Hazme reír y sus respectivos sustantivos: *Hazme rabia, *Hazme risa.